¿Quién es Jesús para ti? Una respuesta que cambia la vida

Ayudemos a Manuel Mano Galarza

¿Quién es Jesús para ti? Una respuesta que cambia la vida

2025-09-26 Comunidad Cristiana 0

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,18-22):

Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?»
Ellos contestaron: «Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Pedro tomó la palabra y dijo: «El Mesías de Dios.»
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie.
Y añadió: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día.»

Palabra del Señor.

Una pregunta que incomoda y transforma:

Hay preguntas que marcan un antes y un después. Jesús no se conforma con las opiniones de la gente, sino que se dirige a lo profundo del corazón de sus amigos: “¿Quién dicen ustedes que soy yo?”. La respuesta no se aprende de memoria, se construye en el día a día, en medio de los trabajos sencillos y los encuentros que parecen rutinarios.

El eco de la pregunta en nuestra vida parroquial:

En cada parroquia, en cada grupo apostólico, la pregunta resuena como un campanazo: ¿a quién seguimos realmente? Porque corremos el riesgo de transformar a Jesús en una idea vaga o en una costumbre, y olvidamos que es un amigo vivo, cercano y exigente. Cuando visitamos a un enfermo, cuando abrimos el templo para los que buscan un espacio de paz, ahí también respondemos con gestos quién es Jesús para nosotros.

El trabajo cotidiano como lugar de fe:

No hace falta estar en grandes misiones para responder a esta pregunta. En la oficina, en el campo, en la escuela o en la casa, cada gesto honesto es una confesión silenciosa de fe. El modo en que tratamos a quien piensa distinto, la paciencia con los que se atrasan, la solidaridad con el vecino que lucha… todo habla. No con discursos, sino con obras que reflejan que seguimos a alguien que da sentido a cada paso.

Pedro y su atrevimiento:

Pedro se lanza y dice: “Tú eres el Mesías de Dios”. Fue valiente, aunque todavía no comprendía del todo lo que implicaba. Nosotros también respondemos muchas veces con entusiasmo, pero la vida se encarga de mostrarnos que seguir a Jesús no es sencillo. Es aprender a cargar con la cruz de cada día sin quejas excesivas, sabiendo que detrás de todo hay una esperanza más grande.

Comunidad que acompaña:

El evangelio no se vive en solitario. Los grupos de catequesis, los movimientos apostólicos, las visitas a hogares y hospitales nos recuerdan que la fe se comparte en comunidad. Un hermano animado contagia alegría, uno cansado nos invita a sostenerlo, y juntos descubrimos que la pregunta de Jesús no es un examen, sino una invitación constante a caminar con Él.

El silencio necesario:

Jesús pide a sus discípulos que no lo anuncien todavía, porque había un tiempo para cada cosa. También nosotros necesitamos silencio interior. La oración personal, la adoración, el recogimiento nos permiten escuchar qué significa realmente llamarle “Señor”. Desde ese silencio nacen las palabras y acciones que más convencen, porque brotan de la experiencia y no de la improvisación.

Meditación Diaria: Hoy Jesús nos vuelve a mirar y nos pregunta con ternura: “¿Quién soy yo para ti?”. No se trata de repetir fórmulas, sino de abrir el corazón y dejar que esa respuesta ilumine la vida de cada día. En casa, significa paciencia y amor constante. En la parroquia, significa servicio y disponibilidad. En el trabajo, significa justicia y honestidad. En los grupos apostólicos, significa unidad y compromiso sincero. La respuesta no está en una frase bonita, sino en la manera en que organizamos nuestras prioridades, en cómo cuidamos a los que nos rodean y en la esperanza que llevamos a los demás. Que este evangelio nos anime a dar una respuesta viva, concreta y alegre. Porque seguir a Jesús no es cargar un peso, sino descubrir una compañía fiel que nos sostiene en cada momento.